VINOS POR COPA


ESTA PRÁCTICA, HISTÓRICAMENTE EXTENDIDA EN EUROPA CADA VEZ MÁS BUSCA AFIANZARSE COMO UNA FORMA DE CONSUMO VÁLIDA EN NUESTRO PAÍS. ES UNA INMEJORABLE MANERA DE DESCUBRIR NUEVAS ETIOUETAS Y EXCELENTE FORMA DE ACERCAR A LOS CONSUMIDORES A LAS ETIQUETAS DE ALTO NIVEL ¿QUÉ PASA ENTONCES CON ESTA MODALIDAD EN NUESTRA CIUDAD?


La mejor manera de conocer más y así poder disfrutar de mejores vinos es probando. La modalidad del vino por copa es, en primera instancia, una de las alternativas más efectivas para ganar adeptos y generar más consumo en un nivel de etiquetas premium. Pero esta práctica es nueva y, por ende, no está exenta de polémicas contradicciones. Incluso, a veces es un tanto conservadora por parte de las bodegas restaurantes, y en muchos casos termina sin ser atractiva para los consumidores,

Arraigado desde hace años en muchos paí­ses, el servicio de vinos por copa está abrién­dose su propio camino dentro de los usos y costumbres de los argentinos, fundamental­mente por las ansias de probar cosas nuevas y gracias a la ayuda de la tecnología para la conservación de tintos y blancos.


Es que has­ta no hace mucho resultaba imposible para un restaurante abrir una botella de vino, vender algunas copas y conservarlo en buen estado. Se decía en aquel entonces que "bo­tella abierta, botella muerta". Sin embargo, hoy ese problema encontró su solución, ya sea a través de un dispositivo de vacío (vacuum) o conservando las botellas en wines dispenser que permiten almacenar varias de ellas a temperatura controlada y, una vez descorchadas, evitan la oxidación del vino mediante la inyección de gas inerte. Así y todo, la práctica tiene sus contradicciones. La idea de esta tendencia tan difundida en Europa y los Estados Unidos es simple. El vino, como ninguna otra bebida, es el mejor compañero de cualquier comida (o al menos de las que consumimos por estos lares), no sólo por sus matices, complejidades y atri­butos, sino por ser la única capaz de realzar los sabores en la combinación Así que, sin tener que comprar una botella, beber una copa de un varietal o blend preciso para el plato indicado, o degustar diversas etique­tas a lo largo de los diferentes pasos de un almuerzo o una cena, o quizá disentir en el gusto del acompañante de turno, se con­vierten en alternativas sumamente enriquecedoras para el paladar, y también, porque no, para el bolsillo.


Otra limitante es la venta de picos de los wines dispenser Muchos de los locales suelen cobrar mensualidades a las bodegas para estar presentes, y en la nómina terminan en­trando aquéllas dispuestas a pagar el precio


y no las que el menú o el sommelier deman­dan Y a esto se suma la incertidumbre y re­tir encía de muchos productores para sacar a la venta sus vinos por copa, ya que tienen dudas sobre el manejo y la conservación una vez descorchados.


La gente está abierta y es receptiva, pero ne­cesita que la incentiven. Nuestra sommellerie o los encargados de las barras -que hicieron y hacen mucho por culturizar sobre el consu­mo- deben seguir despertando la curiosidad de los comensales, invitarlos a degustar por copa más y mejores vinos, de diferentes ti­pos y estilos, y a precios razonables.


De nada sirve tener estibados ejemplares que por su costo o rareza no suelen moverse de las cavas con frecuencia, si mediante el copeo podrían tener una salida certera y, además, absolutamente rentable, tanto para los clien­tes como para el restaurante. En muchos jóvenes sommeliers formados en las distintas escuelas pueden verse también genuinas ganas de fomentar el consumo de buen vino. Y estamos seguros de que varios de ellos son capaces de vender en una noche una botella abierta para el copeo de un Val de Flores, por ejemplo, a $50 la copa, ofre­ciéndolo como un ejemplar de excepción.


El creciente interés y conocimiento sobre los vinos ha provocado una oportunidad históri­ca: la mayor búsqueda y experimentación por parte del público. Y es eso lo que tienen que aprovechar los bodegueros y los restaurantes. Hoy, la demanda -ansiosa por saber y probar más y tal vez algo autodidacta por el momento- supera la oferta. Es necesario un cambio de mentalidad, otra manera de hacer las cosas; un click imprescin­dible para que lo que hoy se ve fashion en las cartas de vinos, se convierta definitivamente en una guía indispensable para la fidelización de clientes y una herramienta constructiva que genere más y mejor consumo.

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